“Los nuevos medios permiten continuar la metáfora”, así se expresa Livia Daza-París, artista interdisciplinaria que estará exponiendo la muestra titulada “Sobre los pasos de Antígona” hasta el 14 del próximo mes de septiembre, en la Sala 8, del Museo de Arte Contemporáneo, ubicado en la Zona Cultural de Parque Central.
Sensibilizada desde la infancia hacia el universo artístico en todas sus manifestaciones, entre otras, danza, teatro, literatura y artes plásticas está convencida que los nuevos medios la han acercado más a su manera de expresarse, ya que no se trata “sólo de contar la historia es evocar sensaciones de aquella historia, a través de algo que involucra los sentidos, más allá de leer y de mirar TV, tiene que ver con tu cuerpo es más kinestético, esa es la conexión”.
En ese sentido, en el referido espacio, conocido como sala multimedia del MAC, el público podrá disfrutar de la propuesta de Daza-París, quien a través de su arte ofrece una respuesta “hermosa y poética” a hechos dolorosos y lamentables que forman parte de su biografía, ya que cuando ella tenía 2 años de edad, su padre miembro de la resistencia armada en 1966, desapareció en una emboscada y nunca encontraron su cuerpo viviendo su familia en incertidumbre y clandestinidad. “En el 2012 me enteré que aparentemente el cuerpo de mi padre fue fragmentando, mi mamá no quería que lo supiera… Estoy humanizando algo que fue deshumanizado”.
Video arte, fotografía y cartas de su madre, entre otros recursos expresivos forman parte de esta exposición, donde los visitantes podrán apreciar, como reza en el texto de sala, “archivos poéticos que hacen público un proceso complicado, tanto desde el punto de vista emocional como histórico y que muestra diáfana la línea entre la vida y la muerte… al romper violentamente la realidad”. En pocas palabras, una búsqueda hacia la memoria y sus pasos como hiciera el personaje mitológico Antígona, quien movilizada por el dolor reclamaba el acto sagrado del entierro.
“Estos hechos inhumanos no deberían de existir ni en Ruanda ni en Palestina ni en ninguna parte del mundo” y opina que de alguna manera trata de erradicarlos con su arte.
Explica que cuando hay rupturas de la realidad se crea un estado psicológico “donde no puedes hablar directamente de aquello y por lo tanto la metáfora recobra más fuerza. Hay una conexión directa desde el proceso creativo sin saberlo porque hay una realidad directa”. A su entender en esa realidad existe la necesidad de trabajar con el cuerpo: “mi padre era un cuerpo desaparecido, y el cuerpo de mi madre va a tener una manifestación corporal en relación a aquella realidad que vas cargando contigo a través del luto complicado que tiene que ver con las fracturas repentinas de la realidad”.
En su devenir fue fundamental que desde niña alternó con un ambiente artístico, ya que su madre trabajó en la década del 60, en la Dirección de Cultura de la UCV, así mismo se rodeó de figuras emblemáticas como El Negro Ledezma, Lidija Franklin, Eduardo Gil, Isabel Allende y Carlos Augusto León, entre otros. Así mismo, la insistencia de Amy Kenigsberg la llevó a irse a Nueva York, donde exploró el universo de Joan Skmires .
“A través del trabajo con Joan, surge la idea de esta propuesta”. Allí tuvo la oportunidad de profundizar en la dialéctica del movimiento, “la combinación de fuerzas contrarias que te conectan con la tierra, a la vez de brindarte una multidireccionalidad entre lo cósmico y lo que tienes a los lados”.
En la fusión de elementos que caracteriza el trabajo de Daza-París, también, están presentes la conciencia política, social e histórica-cultural y la expresión del ser y la dignidad a partir de las artes (FIN/ FMN/ Teresa Quilez)
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